Imagen de falco en Pixabay El Este del Edén era aquel estropeado paraíso. Un paisaje que solía ser mágico. En ese pequeño lugar habitaba una infinidad de especies marinas, terrestres y voladoras, cada una de ellas con características muy peculiares. Sin embargo, el escenario más dominante era el reino vegetal: un número indeterminado de árboles, una superficie extensamente verde y más importante aun, libre de deforestación. Un pequeño mundo, que solo era habitado por un hombre y una mujer. Un pequeño mundo sin lucro, pero lo tenía todo, incluso alimento. Era tan perfecto e inigualable. Párrafo descriptivo por Ada Tercero Zambrana se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional .