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La muerte

Imagen de FelixMittermeier en Pixabay


Cuando el insomnio llega y no queda nada más que esperar el sueño para poder dormir, llegan a mi mente todas esas incógnitas sin respuestas, esas dudas existenciales y los típicos debates con la almohada sobre qué pasará después de que nos alcance la muerte. Este normalmente es uno de mis pensamientos más frecuentes, tal vez incluso, mi miedo más grande; ataca en cualquier momento, sin importar qué esté haciendo, sin importar mi estado de ánimo o de quién esté rodeado. Él no discrimina, solo aparece.

Normalmente es más persistente que nunca justo antes de dormir, cuando coloco mi celular a cargar, cuando la habitación se torna más fría, más oscura. Cuando el silencio se apodera de la noche. Todo esto logra que mi mente se vuelva más vulnerable, comenzando así mi ansiedad y la sensación de vacío en mi pecho.

¿Por qué me atormenta tanto esta incógnita? Se ha vuelto una obsesión en mi cabeza, una paranoia que no tiene descanso y está siempre como en segundo plano. Cuando parece haberse ido por un tiempo, vuelve ligera en un pensamiento involuntario.

¿Será por mi falta de fe? Me considero una persona agnóstica, inclinada al ateísmo, pero no lo suficientemente inteligente para negar rotundamente la existencia de alguna deidad, por lo que siempre está esa puerta abierta en mi forma de pensar. Me cuesta tanto quedarme con las creencias y teorías que normalmente nos cuentan desde pequeños, como las de ir al cielo o reencarnar. Me considero una persona bastante abierta, pero al pensar en estas y otras teorías más, analizando cada una de ellas desde mi perspectiva, ninguna ha llegado a convencerme lo suficiente.

¿Será porque soy una persona terca? Me cuesta tanto aceptar la idea de que al morir fui algo tan insignificante, en un universo tan grotesca e inimaginablemente enorme. ¿Es el miedo a la nada? Lo que más me genera miedo e incertidumbre cuando ocurren estos pensamientos es imaginar que todo lo que hemos vivido llegue a la nada, a una nada tan profunda que es hasta difícil de imaginar. Para mí es triste pensar que todo lo que fuimos se esfume como si no hubiese pasado, como si nunca hubiésemos existido.

No veo un sentido a tener que nacer para luego morir, pero tal vez no hay que buscar un sentido sino disfrutar el ratito que la muerte nos otorga y llamamos vida. Como mi madre siempre ha dicho: “La muerte es lo único que todos tenemos de fijo en esta vida”.

Licencia Creative Commons
La muerte por Leandro José Barrantes Solórzano se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

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