Imagen de Harry Strauss en Pixabay Las personas han asimilado mi ser como al de una planta, inerte, inmóvil y alexitímico. Soy incapaz de buscar algo, aunque lo desee, pero no quiere decir que realmente no pueda llegar a querer algo lo suficiente. Lo que tengo a mi alrededor es un jardín con las plantas más bellas que existen, se parecen a mí, pero son diferentes y únicas por sí solas. En este bello jardín han pasado múltiples acontecimientos que han hecho que por épocas se marchitara, pero siempre el cielo nos ha brindado los suficientes agua y sol que necesitábamos para volver a crecer más grandes y fuertes que antes. Nunca ha caído una noche eterna que pudriera nuestros tallos y nos hiciera morir. Un día como otros tantos vi llegar una pequeña abeja, era extraña y no parecía saber lo que hacía. Por azar del destino se posó sobre mí y me habló, nuestras conversaciones siguieron como si de un tiempo imperturbable se tratara. En el jardín nos conocían y hasta el sol y el agua nos apro