Imagen de Walkerssk en Pixabay Allá se alza la voluptuosa montaña a la par del sol incandescente. Nació ahí aquella pequeña niña que corría valiente sobre las piedras cortantes. Creció fuerte como el roble, tranquila como el agua y valiente como los lobos. Cada paso que daba hacía que la tierra se estremeciera, era capaz de hacer la luna brillar en una noche tenebrosa. Era capaz de coger con sus manos una ardiente estrella y convertirla en oro tan brillante como sus ojos. Su alma pura podía poner cualquier manada de bestias a sus pies. Cualquier diosa envidiaría lo que una simple niña nacida de la montaña tenía y lograba con solo un suspiro de su recio cuerpo. Párrafo narrativo por María José González Ramírez se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional .